Economía Y Política De La Unión Europea

La Economía Internacional

La internalización de la economía

A finales del siglo XX y principios del siglo XIX el rasgo fundamental de la economía internacional es el grado de internalización, hay un creciente proceso de internalización. Tanto en el ámbito real como en el financiero se observa una gran movilidad (de bienes y servicios en el real, y de capitales en el financiero). El comercio internacional representa un porcentaje creciente de la actividad de casi todos los países. El comercio mundial crece más deprisa que la renta mundial. El proceso productivo de bienes comienza a realizarse en otros países. A todo esto se denomina globalización, internalización.

Centrándonos en el ámbito real de la economía, los diversos indicadores de apertura de las diversas economías nacionales (porcentaje que suponen las exportaciones y/o las importaciones respecto al nivel de actividad económica) han aumentado de forma sostenida y a menudo notable en los últimos años:

Indicador de apertura =X + M / PIB

En Estados Unidos, las exportaciones o importaciones apenas alcanzaban el 5 por 100 en 1965, pero se han duplicado aproximadamente desde entonces. Según datos del Banco de España, el grado de apertura de la economía española (exportaciones + importaciones respecto al PIB) pasó del 30 por 100 en 1980 al 49,5 por 100 en 1996.

También en el ámbito financiero la internacionalización ha sido notable. La globalización e integración de los mercados financieros internacionales y la liberalización de los movimientos internacionales de capital ha adquirido niveles espectaculares.
Además se ha avanzado en la globalización de la producción mundial no sólo por la consideración supranacional de los mercados, sino por el flujo de inversiones extranjeras y las estrategias de las empresas multinacionales. Existe una interdependencia entre las distintas economías tanto en el ámbito real como en el financiero, lo que permite una mayor globalización.
En este escenario de crecientes interdependencias, asociado a menudo a la denominación de globalización, se están además produciendo unos cambios en la división internacional del trabajo, consecuencia de los rápidos cambios en la estructura del comercio, de un grado sin precedentes de movilidad internacional de capitales y de difusión de unas tecnologías cada vez más sofisticadas, junto con el espectacular desarrollo en las comunicaciones y telecomunicaciones. La aparición en el comercio internacional de nuevos agentes (países y bloques) que emergen con fuerza, así como la transnacionalización de la actividad económica (es decir, procesos productivos cada vez más internacionalizados) y la forma de ubicación de las economías en territorios cercanos a los mercados, están configurando una nueva división internacional del trabajo, del que puede depender de forma decisiva el futuro de las economías.
Esa nueva división internacional del trabajo se está gestando en un entorno comercial y financiero aparentemente más difícil que en otras épocas. El entorno es diferente porque, aunque existe un cierto orden económico nacional, no existe un sistema económico internacional. Es necesario un gobierno de carácter supranacional con un conjunto de instituciones internacionales con la efectividad suficiente para corregir desequilibrios o inestabilidades, tanto en el plano económico como en el financiero. Pero, en la actualidad, esta autoridad no es palpable, no existe ningún organismo suficientemente fuerte.
Pero no se trata de un no-gobierno, se trata más bien de un no-sistema, de la falta de provisión de unos «bienes públicos internacionales», como la estabilidad financiera o unas reglas comerciales y cambiarías respetadas y estables. Los acuerdos internacionales que tratan de fijar unas mínimas reglas se ven sometidos a tensiones, como evidencian los frecuentes episodios de conflictos comerciales (conatos de «guerra comercial») y las fases de «inestabilidad» en los mercados financieros y en los tipos de cambio. Es un caso claro de reglas que tratan de ser fijadas de modo cooperativo pero han de absorber o acomodar tensiones no-cooperativas.

Ronald McKinno diferencia entre orden y sistema internacional:
  • Orden internacional es el conjunto de reglas de juego que me indican por donde tiene que ir el comportamiento de los países internacionales.
  • Sistema internacional es el conjunto de mecanismos claros, determinados y específicos en los que estas reglas de juego pueden plasmarse.
En la actualidad existe un orden pero sin sistema, es decir, existen las primeras reglas de juego básicas, pero son incapaces de materializarse en un mecanismo para llevarlas a cabo.
Esta falta de sistema es debida a la falta o inexistencia de una potencia a nivel internacional de carácter hegemónico, que se responsabilice del orden mediante el desarrollo de un sistema; además de la falta de una autoridad supranacional que controle los mercados internacionales, lo que hace más difícil la organización.

En una economía mundial, cada vez más internacionalizada, han ido avanzando los procesos de integración regional, es decir, la formación de grupos o bloques de países, normalmente geográficamente próximos, cuando no vecinos, que eliminan entre sí las trabas al comercio al tiempo que mantienen las restricciones asociadas a las políticas comerciales internacionales frente al resto del mundo. Pues bien, las reglas de juego son las condiciones de acceso al mercado internacional. EEUU, Japón y UE han establecido estas reglas. La economía se ha polarizado entorno a estos tres bloques. La Comunidad Europea (CE) es el caso más asentado, en el aspecto comercial, y ahora trata de ampliar la integración a los ámbitos monetarios, financieros y eventualmente políticos.

Las reglas de juego en la actualidad

  • Estas condiciones de acceso al mercado internacional pueden pasar a ser regionales: regionalismo natural o regionalismo estratégico. La UE tiene un regionalismo natural, pero también es estratégico. El regionalismo es también una forma de exclusión.
  • Es necesario plantearse que en la actualidad existe una gran movilidad de mano de obra y la falta de orden provoca inestabilidad política, social, económica, problemas de inmigración, etc.
  • Es necesario introducir también reglas relacionadas con los derechos humanos, sindicales y sociales, ya que tienen importantes repercusiones sobre el comercio.
  • También es necesario incluir reglas que regulen el medio ambiente.
  • En el estudio de la economía internacional tenemos que tener en cuenta aspectos institucionales e históricos que justifican el comportamiento económico y financiero.

La economía internacional como disciplina

La economía como disciplina, estudia cómo interactúan las distintas economías en el proceso de asignación de recursos escasos para satisfacer las necesidades humanas. La economía internacional también lo hace, pero a nivel internacional.
La economía internacional se alimenta, en un primer momento, de la Teoría económica general; cuando la economía tuvo sus inicios, la economía internacional tenía escasa importancia. Comienza a utilizarse cuando la economía empieza a adquirir su status como ciencia, incluso fundamentó algunas obras de autores como David Hume, Richard Cantillon, Adam Smith y David Ricardo que fueron los primeros en hablar de intercambios entre países. En el tránsito del siglo XIX al XX, llega una fase de consolidación y sistematización con las obras de Viner, Ohlin, Heckscher, Cassel y Graham.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de la macroeconomía la oscureció algo, ya que esa nueva rama se centró inicialmente en la economía cerrada. Esto tuvo lugar como consecuencia de las desafortunadas respuestas proteccionistas de la depresión de los años treinta. Era asimismo consecuencia de la formulación de la «teoría general» de Keynes o de la forma en que fue asimilada en Estados Unidos (por ejemplo, el libro de Tobin «Política Económica Nacional»). Además, la economía de E.E.U.U. era realmente cercana a la autarquía, sin que sus exportaciones o importaciones excedieran en muchos años del 5 por 100 de su producción interior. El interés en la economía internacional pareció quedar en buena medida en manos de estudiosos procedentes de otros países en los que el comercio internacional tenía mayor peso: canadienses, como Harry Johnson o Robert Mundell; australianos, como W. Max Corden, y con motivo adicional, de países en desarrollo, como Jagdish Bhagwati. Se obtuvieron avances importantes: los autores citados, junto con otros como Meade y Fleming, «abrieron» la macroeconomía a la economía internacional, y clarificaron los efectos e implicaciones de las políticas comerciales. Pero durante mucho tiempo estos desarrollos permanecieron como un añadido relegado. Hoy en día los manuales de macroeconomía dedican una gran parte de su contenido a la economía internacional.

La economía internacional como ciencia tiene dos ámbitos de aplicación:
  • Economía real internacional: estudia los bienes y servicios a nivel internacional. La Teoría del Comercio Internacional se encarga de su estudio. Es de carácter microeconómico y realiza análisis estáticos a l/p.
  • Economía financiera internacional: maneja los activos financieros que se moverán en los mercados financieros internacionales (mercado de divisas, imprescindible ya que en él se basan las transacciones internacionales, mercado doméstico y Euromercado). Se encarga de su estudio la Teoría de las Finanzas Internacionales. Es de carácter macroeconómico y realiza análisis dinámicos a c/p.
Al estudiar economía internacional se pretende llegar a la integración económica y esta puede ser: integración económica real o integración económica financiera.
La división entre economía real y financiera también se hace en función del objeto de estudio que define. Este criterio de división se basa en las características propias de una economía internacional:
  • Los recursos objeto de intercambio pasan unas fronteras: físicas, sanitarias...
  • Los recursos que se intercambian requieren el uso de más de una moneda.
La primera característica, el traspaso de fronteras, nos lleva a la Teoría del Comercio Internacional y la existencia de distintas monedas en el intercambio a la Teoría de las Finanzas Internacionales.

Se pueden considerar distintos tipos de frontera:
  • Arancelarias: arancel contingente, tasa,...
  • Físicas, políticas, administrativas, sanitarias...
El mero hecho de que un país tenga más facilidad para hacer un contrato público que otro es también una barrera.

Los distintos procesos de integración

Los procesos de integración se han llevado a cabo por parte de la economía real, pero para que la integración sea plena es necesario llevar a cabo una integración financiera.
Se considera que cuando se fomenta el intercambio llegando a la liberalización, ese comercio internacional está basado en la especialización. Con el aumento de la especialización aumenta el intercambio. Si un país se especializa en un bien o servicio, necesitará intercambiar con otros países para obtener el resto de bienes y servicios que necesita, y para ello pretenderá que el gobierno liberalice el mercado.

Grados de la liberalización

De carácter internacional → todos los países del mundo deciden establecer un orden liberalizado eliminando las fronteras entre ellos.
De carácter regional → en un bloque de países surgen áreas de comercio dentro de las que no existen barreras al comercio, aunque sí ponen barreras al exterior.
A esta última se le denomina Integración Económica y esta puede tener varios grados. Si me acojo a un mayor grado de liberalización, entonces llego a la Integración Financiera o eliminación de barreras financieras.

Las reglas del juego: cómo son y quién las establece

La liberalización a nivel internacional se estableció en el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), que a partir de 1999 se llamó Organización Mundial del Comercio (OMC). En este acuerdo se establecieron las normas y reglas para el comercio real y su liberalización. El objetivo principal son los aranceles.
La liberalización a nivel regional supone una unión arancelaria, monetaria, política, etc. Como ocurre en la UE con el Área de Libre Comercio, la Unión Aduanera, la Unión Monetaria, incluso se han liberalizado algunos aspectos de la economía financiera.

El Comercio Internacional

Las razones que explican el comercio internacional son varias:
  1. Diferencias en las capacidades o habilidades entre los países: Organización de tareas que aprovechen esas diferencias. Se basa en la especialización. Los criterios de especialización son:
    • Adam Smith (1776):
      • Ventajas de la división del trabajo.
      • Ventajas de la especialización.
    • David Ricardo (1817):
      • Ventaja comparativa.
  2. Eficiencia en concentrar la producción en un país o empresa: economías de escala.
  3. Diferenciación de productos: especialmente el comercio intraindustrial.
  4. Competencia imperfecta: dumping recíproco y efecto procompetitivo.

Diferencias en las capacidades o habilidades entre los países

La primera fuente de incentivos a especializarse e intercambiar radica en la posibilidad de sacar partido de las diferencias entre países, centrándose en las capacidades o habilidades de cada país. En economía fue Adam Smith quien en 1776 presentó una descripción clásica de las ventajas de la división del trabajo, de la especialización. Naturalmente, las personas y los países estarán dispuestos a especializarse si luego pueden acceder, mediante intercambios o comercio, a todos los demás bienes que desean consumir. De ahí el binomio inseparable «especialización + intercambio» (o «división del trabajo + comercio»).
Supongamos una economía mundial compuesta por dos países, A y B, cada uno de los cuales puede producir los dos bienes, X e Y, que desean consumir los ciudadanos de ambos países. Cada país dispone de una cantidad dada de recursos, que de momento podemos equiparar, por ejemplo, a horas de trabajo. Los países difieren en los recursos (horas de trabajo) que han de destinar para producir cada uno de los bienes. Observamos que para producir el bien X el país A requiere dedicar tres horas de trabajo, frente a las cinco que son necesarias en el país B. En cambio, para producir el bien Y, hacen falta menos recursos en el país B que en A (cuatro horas de trabajo frente a seis). En esta situación se dice que el país A tiene ventaja absoluta en la producción en la producción de X y el país B posee ventaja absoluta en la producción de Y.

Recursos (horas de trabajo) necesarios
para obtener una unidad de cada bien en cada país
País
A B
Bien X 3 5
Y 6 4

Cada país debería especializarse en el bien en que es más eficiente, es decir, en aquel que tiene ventaja absoluta. Pero éste es un criterio limitado y discutible. Para que un país tome decisiones no basta con examinar sus habilidades, hay que considerar también cuáles con las habilidades de los demás países. Surge así el término ventaja comparativa: la especialización debe hacerse atendiendo a aquello que cada país es capaz de hacer comparativamente mejor, es decir, analizando en qué actividad su ventaja es mayor o su desventaja menor.

Recursos (horas de trabajo) necesarios
para obtener una unidad de cada bien en cada país
País
A B
Bien X 1 5
Y 2 4

El país A ha mejorado su eficiencia en el sentido de que ahora puede producir cada uno de los bienes con un tercio de los recursos que en el cuadro anterior ¿Qué observamos al comparar ahora ambos países? Básicamente estas dos cosas:
  1. En el país A se pueden producir ambos bienes utilizando menos recursos que en el B. Por tanto, el país A tiene ventaja absoluta en la producción de ambos bienes.
  2. Pero, en lo que respecta al bien X, el país A puede producirlo con cinco veces menos recursos que el país B, mientras que el bien Y «sólo» puede producirlo con la mitad de recursos. Diremos entonces que A sólo tiene ventaja comparativa en la producción del bien X, mientras que el país B tendría ventaja comparativa en la producción de Y.
Otra forma de interpretar esta situación consiste en deducir, a partir de este cuadro qué cantidad de cada uno de los bienes es posible producir en cada país con una unidad de recursos: por ejemplo, si para producir una unidad del bien Y en el país A son precisas dos unidades de recursos (y efectuamos el supuesto de que la relación entre recursos y producción mantiene siempre la proporcionalidad, lo que denominaremos rendimientos constantes a escala), podemos deducir que con una unidad de recursos sería posible en A producir 0,5 unidades de Y. Esta cuantía nos indica la productividad del recurso en ese país y en ese bien. Ahora la ventaja absoluta en la producción de un bien se corresponde a una mayor productividad, mientras que la ventaja comparativa depende de en qué bien la ventaja de productividad es mayor o la desventaja de productividad es menor. Esta formulación permite expresar la pauta de ventaja comparativa como la tendencia de cada país a especializarse en aquel bien en que es comparativamente más productivo.
En la situación de un país con ventaja absoluta en todos los bienes, creer que la especialización internacional debe seguir la pauta de la ventaja absoluta eliminaría la posibilidad de comercio internacional. El avance técnico o los bajos salarios de algunos países extranjeros les permiten producir de forma más eficiente y/o barata prácticamente todos los bienes, lo que amenaza al sistema comercial mundial. ¿Pero realmente amenaza al sistema comercial mundial?
La respuesta negativa a esa pregunta es formulada por David Ricardo en 1817. Dijo que el comercio es positivo cuando se produce la especialización a través de la ventaja comparativa, fijándonos en la ventaja absoluta cuando la mano de obra es más barata en los países subdesarrollados.

Las Fuentes de la Ventaja Comparativa
Las diferencias entre países pueden deberse a:
  • Diferencias en la TECNOLOGÍA (el modelo de Ricardo). A muy largo plazo plantea el problema de la transferencia de tecnología. Excepto si la diferencia en las productividades se debe a la presencia de algún «factor inmóvil» (suelo o clima).
  • Diferencias en las DOTACIONES DE FACTORES (incluso con la misma tecnología). Es el enfoque Heckscher-Ohlin. Incluso si los países tienen acceso a la misma tecnología para combinar los factores productivos (trabajo, capital y recursos naturales, en la clasificación más tradicional) en la producción de los mismos bienes, pueden surgir diferencias procedentes de:
    • Las distintas intensidades con que los factores se requieran en cada industria: por ejemplo, en la producción de trigo el factor tierra es relativamente más importante que en la de textiles.
    • Las distintas cantidades en que cada país dispone de cada uno de los factores: algunos tendrán abundancia de tierra y (relativamente) escasez de trabajo o capital, mientras que en otros el factor «abundante» será el trabajo mientras la tierra o los recursos naturales son comparativamente escasos. En cada país el factor abundante tendería a ser más barato, mientras que los factores escasos tienden a ser caros (por ejemplo, la tierra cultivable en Japón).
El comercio internacional permitiría a los países:
  • Especializarse en aquellos productos que utilizan intensivamente su factor: así, por ejemplo, los países en que abunda la mano de obra y escasea la tierra podrían tener ventaja comparativa en la producción de textiles y en cambio tendrían desventaja en la producción de trigo.
  • Obtener por la vía del comercio aquellos otros que requieren el factor que escasea en el país. En este caso, los intercambios de bienes serían una forma indirecta de intercambiar factores productivos.
La explicación del comercio, basada en las dotaciones de factores, ha tenido problemas en la contrastación empírica. Un caso llamativo es la denominada «paradoja de Leontief», que surgió al encontrar este economista que los productos exportados de Estados Unidos incorporaban relativamente más factor trabajo que capital que los artículos que importaba, cuando Estados Unidos parecía claramente un país en que en era sin duda relativamente abundante en capital en comparación a cualquier otro del mundo. Se han dado diversas explicaciones, como la de que el «factor trabajo» en Estados Unidos incorporaba un nivel de cualificación o «capital humano» superior al de los demás países, pero la teoría de la dotación de factores quedó en entredicho.
Las dos explicaciones anteriores parecen basarse en unos factores exógenos, estáticos. Realmente no es así. Son muy importantes las ventajas comparativas dinámicas, adquiridas o endógenas. Así, en muchos casos un país se convierte en exportador porque una innovación tecnológica le confiere esa posición. En otros casos, el factor relevante es el «capital humano», las capacidades y/o habilidades de los trabajadores, que pueden ser objeto de procesos de formación/cualificación (acumulación de capital humano), con lo que un país puede acceder a determinadas posiciones de ventaja. De la misma forma que unas posiciones de ventaja se pueden adquirir, asimismo se pueden perder. El papel de los poderes públicos para influir estos procesos dinámicos de adquisición o pérdida de ventajas comparativas es un tema de controversia abierto.
El hecho de que las tecnologías que incorporan las innovaciones sean «transferibles» internacionalmente, es decir, puedan ser adoptadas con mayor o menor rapidez en los países distintos de aquel en que se inició, tiene importancia para explicar pautas cambiantes de especialización. Por ejemplo, unos países industrializados podrían producir y exportar inicialmente un producto novedoso que incorpora tecnología de una generación moderna, para al cabo de un tiempo ser otros países de nivel inferior de desarrollo los que se especializan y exportan ese mismo producto, con salarios y costes más bajos, mientras que los primeros desplazan sus recursos a los artículos de «nueva generación». Se generaría así una especie de «ciclo del producto», en el transcurso del cual sería exportado por países distintos. Los casos del textil y confección, pasando la principal potencia exportadora de Europa a Asia, o de los televisores y hornos microondas, pasando el liderazgo exportador de Estados Unidos a países del Pacífico, son ilustrativos. Asimismo se han interpretado parte de los problemas en el comercio de Estados Unidos como asociados a la reducción y eventual eliminación de la «brecha tecnológica» entre ese país y el resto.

Los estudios empíricos recientes sobre el comercio exterior español muestran parcialmente la relevancia de algunos de estos factores (situación relativa en capital humano, físico o recursos naturales; esfuerzo tecnológico) pero detectan asimismo la presencia de otros elementos en la explicación de los flujos comerciales.

La Economía Mundial Sale Ganando
Supongamos que inicialmente cada uno de los países dedica una parte de sus recursos a producir cada uno de los bienes, obteniéndose en el conjunto de la economía mundial unas determinadas cantidades de X e Y. Veamos ahora cuáles serían los efectos de desplazar recursos en cada uno de los países en el sentido indicado por la ventaja comparativa: en el país A se dedican más recursos a producir X, detrayéndolos de la producción de Y, mientras que en el país B se actúa en sentido opuesto. En concreto hacemos las siguientes modificaciones:
  • En el país A se retiran cuatro unidades de recursos de la producción de Y, con lo que ésta se reduce en dos unidades, y se destinan a la producción de X, por lo que ésta aumenta en cuatro unidades.
  • En el país B se retiran 10 unidades de recursos de la producción de X, reduciéndose ésta en dos unidades, destinándose a aumentar la producción de Y en 2,5 unidades.
El balance global es:

Producción de X Producción de Y
País A +4 -2
País B -2 +2.5
Total mundial +2 +0.5

Por tanto, la economía mundial puede salir ganando si los recursos se reasignan de esta forma, manifestándose visiblemente la ganancia en forma de mayor producción de ambos bienes, si cada país tiende a especializarse según la pauta de la ventaja comparativa. (Si se repitiese el ejemplo con los países tendiendo a especializarse en el sentido contrario a la ventaja comparativa no se podría lograr nunca un incremento simultáneo en la producción mundial de ambos bienes). Esta ventaja llevará al comercio y para ello será fundamental la liberalización del comercio, ya que si existen trabas al comercio, el coste aumenta.
Pero ello no basta para inducir a los países voluntariamente al comercio internacional; es necesario que cada uno de ellos pueda obtener, individualmente, una ganancia mediante tal especialización (el país A tiende a especializarse en el bien X y el país B en Y) y el siguiente intercambio (el país A exporta X e importa Y, mientras el país B exporta Y e importa X). Dentro de cada país es posible que gane un determinado grupo social y que otro pierda.

El País A Sale Ganando
La pauta de la ventaja comparativa indica que el país A debería tender a especializarse en el bien X a expensas del bien Y. El punto importante es cómo conseguir la cantidad del bien Y que los habitantes del país A requieren. No todos pueden tener claro que confiar en el comercio internacional para conseguirlo sea una vía eficiente, ya que, en principio, el país A podría obtener su propia producción de Y. Se trata de comparar dos vías para conseguir, por ejemplo, una unidad del bien Y:
  1. La autárquica: dedicar dos unidades de recursos para producir Y a la producción del bien X.
  2. La «internacionalista»: dedicar una unidad de recursos a producir X e intercambiarlo por una unidad del bien Y.
“Autarquía”
Inicio (País A)
“Internacionalista”
Situación posterior (País A)
X → 1 hora 1 X + 2 X → 3 X
Y → 2 horas 1 Y – 1 Y → 0 Y

El país A se queda 2 X y el bien X que le sobra lo cambia por un bien Y producido por el país B. LA situación después de comerciar será:

Internacionalismo: 2X + 1Y = 3
Autarquía: 1Y + 1Y = 2

La vía de especialización + comercio permite, pues, al país A obtener la unidad del bien Y con un ahorro de 2 - 1 = 1 unidad de recursos. El país A gana con la especialización por que aumentan sus posibilidades de consumo, entendiendo que el consumo por hora aumenta el bienestar.
Pese a esto, que el país A mejore en su conjunto no quiere decir que sus distintos sectores sociales mejoren en la misma proporción.

El País B Tambíen Gana
El punto más comprometido y delicado es la demostración de que el país B, el que tiene «desventaja absoluta» en ambos bienes, también sale ganando.
De nuevo la comparación puede plantearse en términos del coste en recursos (horas de trabajo) necesarios para conseguir una unidad de X, para lo que el país B tiene dos vías:
  1. La autárquica: destinar cinco unidades de recursos a producir X.
  2. La internacionalista: dedicar cuatro unidades de recursos a producir una unidad de Y, e intercambiarla por cuatro unidades de X, ahorrando una unidad de recurso. Con las mismas cinco unidades de recursos precisos en autarquía se podrían obtener 1,25 unidades de Y que podrían intercambiarse por 1,25 unidades de X, obteniendo un 25 por 100 más del bien X que con los mismos recursos en autarquía. La especialización + intercambio es una vía indirecta de acceder al bien Y más eficiente para el país B que producir ese bien directamente.

En este sentido, la especialización + comercio internacional tiene para el país B los mismos efectos que un progreso técnico que permitiese que cada unidad de recursos destinada a la producción del bien Y aumentase su productividad en un 25 por 100.
El país B es menos eficiente que el país A ya que requiere más horas para obtener los bienes, por ello recurre al comercio, es decir, a la importación de bienes. Una manera de expresar la esencia de las ganancias del comercio internacional sería, pues, que permite consumir unas cantidades de bienes que el país no sería capaz de producir.

La representación gráfica de estas ganancias del comercio internacional sería la siguiente:
Supongamos que el país A dispone de 1000 unidades de recursos que puede distribuir (asignar) entre la producción de X o la de Y. Sus posibilidades vienen dadas por la línea MN de la gráfica (a): el punto N indica que si destinase íntegramente sus 1000 horas de trabajo a producir el bien X obtendría 1000 unidades de X, mientras el punto M muestra que si los recursos se destinasen íntegramente al bien Y la producción máxima sería 500 (1000/2). Si destinase la mitad de los recursos a cada uno de los bienes se situaría en el punto medio, P, del segmento MN, y así para cualquier forma de distribuir las 1000 horas de trabajo entre ambos bienes. La línea MN es, pues, la frontera de posibilidades de producción (FPP) del país A. Si el país vive en autarquía, su consumo está limitado a lo que produce y, por tanto, MN es, asimismo, su frontera de posibilidades de consumo en autarquía.


Si el país se especializa según la pauta de la ventaja comparativa en el bien X y la especialización es completa, su producción se situaría en el punto N. El comercio internacional a la relación de 1 X ↔ 1 Y le permitiría ir vendiendo unidades de X a cambio de unidades de Y a lo largo de la recta NM', convertida así en la frontera de posibilidades de consumo con comercio internacional, que se sitúe por encima de la FPP muestra la superioridad de la especialización según ventaja comparativa + especialización sobre la autarquía. La ampliación de las combinaciones de bienes X e Y disponibles para el consumo es una interpretación práctica de las ganancias que propicia el intercambio. Por ejemplo, si en autarquía se consumía en la combinación de X e Y dada por P, el intercambio permite consumir más de ambos bienes (superficie rayada): esto es válido siempre que la relación de intercambio sea Px/Py < 1.25.
La gráfica (b) muestra la FPP (línea FG) del país B, suponiendo que éste dispone de 4000 unidades de recursos. De nuevo la especialización en Y, según la ventaja comparativa, y el comercio a la relación 1 Y ↔ 1 X permite acceder a la frontera de posibilidades de consumo con comercio (FPC) FG’, que permite ampliar las combinaciones de X e Y accesibles para el consumo. Este resultado se obtiene siempre que Px/Py < 1.25.
El país A está dispuesto a vender X a cambio de Y siempre que Px/Py sea mayor que 0.5, y el país B está dispuesto a vender Y a cambio de X siempre que Px/Py sea menor que 1.25: cualquier relación de precios en este intervalo, como la elegida en un principio, Px/Py = 1, permite ganancias recíprocas. Cuanto más se acerca la relación de precios a 0.5, más se aproxima para el país A la FPC (comercio) a la FPP, y por tanto menores son sus ganancias, mientras que más se aleja para el país B su FPC (comercio) respecto a su FPP, siendo por tanto mayores las ganancias que obtiene B. A medida que Px/Py se acerca a 1.25, los beneficios son cada vez más para A y menores para B. Las ganancias del comercio derivan, pues, de poder efectuar intercambios a precios que difieren de los costes de oportunidad en cada país, que marcan los límites del intercambio.
En todo caso, el intercambio permite obtener el bien importado con un coste de oportunidad (precio relativo) inferior (no superior) al que hubiese sido en autarquía.

Una posible situación de equilibrio internacional sería la representada por los puntos E y E’ en las gráficas: 
País A: Produce 1000 X Consume 500 X + 500 Y
País B: Produce 1000 Y Consume 500 X + 500 Y

Comercio:
A exporta 500 X a cambio de importar 500 Y
B exporta 500 Y a cambio de importar 500 X

Relación de intercambio: 1 X ↔ 1 Y

En este equilibrio, el consumo en ambos países es el mismo, pese a que en el país B los recursos (horas de trabajo) son cuatro veces superiores. Ello implica que el consumo obtenido por hora trabajada, o nivel de vida o renta per cápita, es cuatro veces superior en A que en B. Este es el principal reflejo de la mayor productividad del país A.

Límites del Comercio:
El coste de oportunidad de «algo» es simplemente a cuánto hay que renunciar de otra cosa para conseguir ese algo. En nuestro ejemplo, si los recursos pueden destinarse a dos opciones alternativas, producir X o producir Y, el coste de oportunidad de producir una unidad de X (Y) son las unidades de Y (X) que podrían haberse generado con los mismos recursos. Por ejemplo, con las dos unidades de recursos que hacen falta en el país A para producir una unidad del bien Y podrían haberse producido en el mismo país dos unidades de X (ya que cada unidad de X requiere sólo una unidad de recursos): por eso el coste de oportunidad de producir una unidad de Y en el país A es de dos unidades de X.

Coste de producir una unidad de cada bien en cada uno de los países PAÍS
A B
Bien X 0.5 unidades de Y 1.25 unidades de Y
Bien Y 2 unidades de X 0.8 unidades de X

Obtenemos así una nueva forma de expresar las ventajas comparativas: en cada bien tiene ventaja comparativa aquel país cuyo coste de oportunidad sea menor. En términos de coste de oportunidad, para el país A obtener una unidad de X domésticamente implica renunciar a 0,5 unidades de Y, mientras que para obtener una unidad de Y domésticamente es preciso renunciar a dos unidades de X. Ello significa que si el país A se especializa en X:
  1. Saldrá ganando si consigue obtener el bien Y renunciando a menos de dos unidades de X por unidad de Y. 
  2. Estará dispuesto a exportar X si el precio de X en términos de Y, Px/Py > 0.5.
  3. Sus ganancias serán mayores cuanto más «caro» sea el bien X, el artículo que exporta, respecto al bien Y, el producto que importa.
Se denomina relación (real) de intercambio precisamente a esta relación o cociente:

Precio(s) de exportación (Px) / Precio(s) de importación (Py)

Y, por tanto, la conclusión c) significa que un país obtiene mayores ganancias del comercio internacional cuanto más favorable sea su relación de intercambio en el comercio internacional.
El país B, análogamente, saldrá ganando si consigue obtener el bien X renunciando a menos de 1.25 unidades del bien X, es decir, exportará Y Px/Py < 1.25, y naturalmente será de su interés que esta relación sea lo más baja posible, o, lo que es lo mismo, que Px/Py, su relación de intercambio (ya que B exporta el bien Y e importa el bien X) le sea lo más favorable posible. Por tanto, para que se dé el comercio internacional, ambos países han de estar dispuestos a intercambiar, lo que requiere que se cumpla simultáneamente:

1.25 > Px/Py > 0.5

El valor Px/Py = 1 está en el intervalo que posibilita el comercio internacional mutuamente ventajoso.
Dentro de este intervalo, la relación efectiva se determina por consideraciones más amplias que tienen que ver con las demandas de cada uno de los productos a nivel mundial, los tamaños de los países, el carácter competitivo o no de los mercados mundiales, la capacidad o habilidad negociadora, etc. Observe que al país A le «interesa» que la relación Px/Pv tienda a su límite superior, mientras que a B le «interesa» precisamente lo contrario. El valor que finalmente surge determinará la distribución de las ganancias del comercio internacional.

Conclusión final: Toda estrategia comercial funciona dentro de dos ámbitos: la cooperación y el conflicto. La idea de cooperación aparece al mostrarse cómo mediante la especialización y el comercio los diversos países podían todos mejorar, obtener ganancias de una organización que implica abandonar la autarquía para participar en el comercio internacional. La idea de conflicto aparece a la hora de distribuir o repartir esas ganancias. Los países tienen, por tanto, intereses parcialmente paralelos (existencia del comercio internacional) pero parcialmente contrapuestos (tratar de apropiarse al máximo de las ganancias que derivan del comercio internacional). Esta situación se reproduce en muchos otros ámbitos. Refleja los dos grandes temas que ha de resolver cualquier organización social, nacional o internacional: eficiencia y equidad.

Economías de escala

En el ejemplo anterior suponíamos que los recursos necesarios para producir un bien en un país eran independientes del nivel de producción: es decir, que hacía falta una unidad de recursos para producir una unidad de X en el país A, fuese esa unidad la primera o la número quinientos. A la propiedad de la tecnología que se traduce en que el coste de producir una unidad de producto es independiente del volumen de producción se le denomina «rendimientos constantes a escala». En la práctica hay muchos casos en que, cuando aumenta la producción, el coste de producción aumenta pero menos que proporcionalmente, por lo que el coste por unidad de hecho disminuye: a esta situación se le denomina de rendimientos crecientes a escala o economías de escala.
Las economías de escala pueden tener diversas causas, pero podemos resaltar la presencia de costes fijos: unas partidas de coste que son independientes de que se produzca una cantidad mayor o menor del bien y que, por tanto, originan un menor coste por unidad cuanto más pueda repartirse entre un elevado número de unidades producidas.
¿Qué factores pueden estar detrás de estos «costes fijos» que generan economías de escala? Muy diversos. Especialmente relevantes son las causas tecnológicas, sobre todo las asociadas a la importancia creciente de la (costosa) investigación y desarrollo, I + D. Por ejemplo, para desarrollar un nuevo modelo de coche (o avión), tanto si es para ganar el campeonato de F-1 como un utilitario de éxito, hacen falta años de investigaciones, pruebas, ajustes, todo ello con los mejores ingenieros, diseñadores, pilotos de pruebas, etc, mientras que una vez se tiene contrastado el prototipo, la producción en serie de una unidad más 3 menos incide poco sobre el coste total. Más obvio es, quizá, el caso de elaborar un programa de software «revolucionario», que puede llevar años de trabajo de los mejores cerebros, mientras que una vez se tiene, reproducirlo tiene un coste mínimo. En las industrias tecnológicamente avanzadas el I + D se convierte en el coste fijo básico.
Se mencionan a veces también las economías de escala en el marketing, que es especialmente relevante en productos diferenciados: así, el gasto publicitario de una campaña en los medios de comunicación para conseguir convencer al «público» de que X cola refresca mejor, o que «Y lava más blanco» se traducirá en un menor coste por unidad vendida si el coste de la campaña puede repartirse entre una elevada cifra de ventas.
Concretemos la importancia de las economías de escala como explicación de las ganancias del comercio internacional mediante un ejemplo. Supongamos dos países idénticos: En cada uno de ellos puede producirse el bien Y con una unidad de recursos, o, lo que es lo mismo, cada unidad de recursos destinada al bien Y genera una unidad de producto. En cambio si se destinan cinco unidades de recursos al bien X se obtienen cinco unidades de X, lo que implica una productividad por unidad de recurso igual a: 5/5 = 1, pero si se le dedican 10 se obtiene una producción de 12 unidades de X, lo que implica una productividad por unidad de recurso de: 12/10 = 1.2; ahora la productividad de los recursos destinados a X es mayor cuando se producen más unidades de X: es un caso de rendimientos crecientes o economías de escala en la producción de X (pero no en la de Y, pese a lo cual este bien también será intercambiado).
Si cada país actúa autárquicamente y las 10 unidades de recursos se destinan la mitad a cada bien, la producción de cada país será de 5X + 5 Y. Así las producciones nacionales y mundiales serán:

País A: 5X +5 Y
País B: 5X +5 Y
Economía mundial: 10X + 10Y

Suponemos que esta combinación de X+Y es en cada país óptima, desde la perspectiva de las preferencias de los consumidores.
Si los países pueden comerciar es evidente una posibilidad de ganancia: concentrar toda la producción del bien X en uno de los países, por ejemplo A, de modo que éste destina sus 10 recursos a producir 12X. Por su parte, el país B produciría 10 unidades de X, de modo que:

País A: 12X
País B: 1OX
Economía mundial: 12X+ 1OY

Se produce una ganancia neta para la economía mundial de dos unidades de X. Queda pendiente la distribución de esta ganancia entre los países. Por ejemplo, A exporta seis unidades de X a cambio de cinco de Y que exporta B (con una relación de precios Px/Py = 5/6). Con ello el consumo en cada país pasaría a ser:

Consumo:
País A: 6X +5 Y
País B: 6X+5 Y

Ambos países han mejorado respecto a la autarquía, aunque la producción del bien con rendimientos a escala se haya concentrado en sólo uno de ellos.
La gráfica representa las situaciones de autarquía e intercambio de este ejemplo:


P→ producción = consumo en autarquía
P’→ producción = consumo en autarquía
N→ producción con comercio
F→ producción con comercio
E→ consumo con comercio
E’→ consumo con comercio

Es importante señalar un punto notable en este razonamiento: que sea el país A quien se especializa en X ha sido una elección arbitraria: es fácil observar que los resultados serían los mismos si la pauta de especialización hubiese sido justo la inversa. Este es un corolario lógico de haber partido del supuesto de países idénticos, pero deja abierta la cuestión de cómo se decide en la realidad la pauta de especialización en estos casos: la historia, incluso accidentes históricos, tiene un papel importante. Incluso esta esencial «arbitrariedad teórica» deja abierta una posibilidad de actuación institucional.
Hay que señalar una posible fuerza contrarrestadora de las economías de escala como incentivo a la especialización: se trata de las llamadas economías de gama o variedad, que surgen cuando es más barato que una misma empresa produzca conjuntamente varios tipos de artículos, en vez de hacerlo dos o más empresas «especializadas» por separado. Por ejemplo, una empresa puede encontrar que producir coches y camiones conjuntamente es más eficiente que hacerlo dos empresas por separado. En épocas como la actual, con sistemas de producción flexibles en que los diseños y manufacturas con apoyo por ordenador permiten alterar en muy breve lapso la configuración del proceso productivo, estas economías de variedad adquieren importancia. En muchos sectores modernos coexisten las economías de escala con las de alcance, y las segundas actúan frente a las primeras, como tendencia contrapuesta a la superespecialización.

Diferenciación de Productos

La diferenciación de productos constituye el otro rasgo de las economías modernas: basta ver la publicidad en los medios de comunicación para ver cómo proliferan (y pugnan entre sí) los modelos, marcas o variedades de lo que son esencialmente el mismo artículo genérico (coches, televisores, colonias, refrescos, etc.). Cabe distinguir en este fenómeno tres casos:
  • La diferenciación horizontal: se basa en la heterogeneidad de gustos o preferencias respecto a determinadas características de un artículo: cada consumidor potencial tiene en mente un «modelo ideal», de modo que cuando un consumidor valora cada una de las variedades existentes en el mercado considera, además del precio por supuesto, en qué medida se acerca o aleja cada variedad de ese «modelo ideal».
  • Diferenciación vertical: un artículo se ofrece en distintas calidades, siendo más caro el de más calidad, pero difiriendo entre los consumidores la «disposición a pagar por la calidad». Por ejemplo, no se discute que el jamón de Jabugo es mejor que «los otros», pero unos están dispuestos a pagar la diferencia de precio y otros no. Cuando se trata de comprar un coche, por ejemplo, hay elementos «horizontales» y «verticales»: situarse entre un modesto utilitario o un cochazo es un problema de elegir «verticalmente»; entre coches de análogo precio y nivel de prestaciones, valorar más una marca o modelo u otro es un problema «horizontal».
  • Preferencia por la variedad: no se trata ahora de elegir un artículo concreto entre varios, sino del hecho de que los consumidores valoran la variedad en sí misma. Por ejemplo, prefieren tener una gama amplia de alimentos para hacer unos menús variados.
La existencia de economías de escala impide que la diferenciación sea infinita: no
puede haber tantos modelos como consumidores, porque sería carísimo: concentrar la producción en unos cuantos permite aprovechar las economías de escala; pero es la diferenciación de productos la que impide que sólo haya una empresa fabricando un único producto para aprovechar al máximo las economías de escala. Por tanto, economías de escala y diferenciación de productos se limitan mutuamente, requiriendo un equilibrio.

¿Dónde entra el comercio internacional? En un punto crucial: la variedad de productos en un mercado depende críticamente del tamaño de ese mercado. En un mercado con pocos consumidores, el número de variedades diferentes que de forma rentable pueden producirse es reducido. A medida que el tamaño de mercado aumenta, la variedad compatible con un aprovechamiento suficiente de las economías de escala también aumenta. Si los consumidores de dos países (mercados) pequeños pasan a tener acceso mediante el comercio internacional a los modelos o marcas extranjeras, aumenta su margen de elección, con un beneficio para ellos:
  1. En el caso de preferencia por la variedad, la ventaja para los consumidores es inmediata, ya que la variedad es apreciada en si misma. En las formulaciones analíticas actuales, el resultado más frecuente (pero no estrictamente necesario) es asimismo un aumento de las ventas de cada empresa, lo que permite aprovechar más las economías de escala.
  2. En el caso de diferenciación horizontal, la mayor variedad tiende a facilitar que cada consumidor encuentre ahora en el mercado una marca o modelo más «cercana» a su «especificación ideal». Esta reducción de la «divergencia» promedio entre lo que desean los consumidores y lo que provee el mercado cuando los países pueden intercambiarse sus respectivos bienes es un primer elemento de ganancia. Si además la mayor variedad se traduce en mayor competencia entre modelos o marcas, el consumidor puede beneficiarse adicionalmente en la medida que los precios puedan bajar. Es posible asimismo que la ampliación de mercado permita aprovechar más a fondo las economías de escala de cada productor.

Competencia Imperfecta: Dumping Recíproco

En economía, la competencia perfecta es la situación en la cual actúan un elevado número de empresas y de consumidores, que producen y consumen un producto homogéneo (absolutamente estándar), de modo que ningún productor o comprador individualmente considerado tiene poder para influir sobre el precio del mercado. De hecho, tanto las economías de escala como la diferenciación de productos conducen a competencia imperfecta: en presencia de economías de escala se tiende a concentrar la producción aprovechando tales economías, pero reduciendo al tiempo el número de empresas; mientras que la diferenciación de productos elimina el carácter homogéneo, de absoluta estandarización del producto, que requiere la competencia perfecta. Por tanto, implícitamente en la argumentación de la sección anterior, la competencia imperfecta estaba en escena. Pero ahora nos centraremos en una posibilidad de comercio basada exclusivamente en competencia imperfecta.

Consideremos el caso de dos países, A y B, en cada uno de los cuales existe una única empresa que produce el bien X. Inicialmente ambos países están cerrados al comercio internacional, por lo que de hecho existen dos mercados del bien X, el de A y el de B, ambos en régimen de monopolio por la única empresa nacional. Las preferencias y el poder adquisitivo de los consumidores son totalmente similares en los dos países, y las empresas tienen la misma tecnología y los mismos costes en la producción del bien X, el mismo en ambos mercados. ¿Cabe imaginar un escenario más adverso al comercio internacional?
Supongamos que en cada mercado las empresas encuentran óptimo producir cuatro unidades, que venden a un precio p = 3 pesetas. Producir cada unidad le cuesta a cualquiera de las empresas una peseta, de modo que cada empresa monopolista obtiene unos ingresos de 12 pesetas (el precio 3 multiplicado por la cantidad vendida 4) incurriendo en unos costes de cuatro pesetas (una peseta por cada una de las cuatro unidades producidas), de modo que sus beneficios son la diferencia entre ingreso y costes, 12-4=8 pesetas.
Ahora se abre la posibilidad de comerciar entre los países. La empresa del país A efectúa el siguiente razonamiento: si quiero producir una unidad más y venderla en cualquiera de los mercados hay que considerar que ello tenderá a bajar el precio, ya que para que los consumidores compren más que antes, el precio ha de ser más asequible. Supongamos que sólo a un precio p = 2,5 pesetas (inferior a p = 3 que había inicialmente) los consumidores de un mercado están dispuestos a adquirir cinco unidades del bien X en vez de sólo cuatro. ¿En qué mercado interesará vender la unidad adicional que planea la empresa de A?
En su propio mercado, A, el efecto sería reducir los beneficios: los ingresos de la empresa pasarían a 12,5 pesetas (cinco unidades a un precio de 2,5 cada una) pero los costes subirían a cinco pesetas (cinco unidades con un coste de una peseta cada una), lo que supone unos beneficios de 12,5 - 5 = 7,5 , inferiores a los iniciales. En cambio, si la empresa de A vende su unidad adicional en el país B obtiene en ese mercado unos ingresos de 2,5 pesetas (la unidad de X que vende al precio 2,5) incurriendo en un coste sólo de una peseta. El beneficio obtenido en el mercado de B es, pues, 2,5 - 1 = 1,5, que se añadiría al que seguiría obteniendo en su propio mercado.
Por tanto, la empresa de A tiene un incentivo a vender las nuevas unidades del bien X que produzca en el mercado extranjero antes que en el propio. Incluso si desplazar la unidad adicional de X desde A hasta B implicase un coste de transporte de, por ejemplo, 0,8 pesetas, saldría a cuenta exportar a B, ya que se seguirían obteniendo beneficios (aunque reducidos a 1,5 - 0,8).
Análogamente, la empresa del país B tiene el mismo incentivo a penetrar o «invadir» el mercado de A, cada una presionando a la baja el precio en el otro mercado. Esto es lo que se denomina dumping recíproco (siendo la esencia del dumping precisamente el vender en el mercado extranjero por debajo del precio que se mantiene en el mercado propio).
Esta situación parece sorprendente, ya que hemos supuesto un idéntico producto en ambos países, producido por sendas empresas iguales en sus costes y con consumidores iguales en sus preferencias. Sin duda es el peor escenario para el comercio internacional. Y, sin embargo, el dumping recíproco señala la tendencia de cada empresa a tratar de vender en el mercado extranjero, apareciendo pues un comercio en productos idénticos. ¿Cuál es la razón económica de fondo? La existencia previa de poder de mercado. Y la ganancia fundamental asociada a este comercio aparentemente sin sentido (incluso despilfarrador si es costoso transportar los productos de un país a otro) procede de que los comportamientos recíprocos de invasión de mercado tienden a eliminar las posiciones de poder de mercado: en nuestro sencillo ejemplo, las empresas que tenían en monopolio cada uno de los mercados nacionales ven erosionarse esa posición de privilegio por la entrada de competidores extranjeros, con lo que el precio se va acercando a los verdaderos costes. A este aspecto se le denomina el efecto procompetitivo y es importante en las evaluaciones de las zonas de libre comercio y «mercado único».

Dumping recíproco y efecto procompetitivo
En la gráfica se representa la situación de dos mercados del mismo bien, el del país A y el país B, mercados en los que los consumidores están dispuestos a comprar una cantidad mayor cuanto más bajo sea el precio (ésta es la propiedad esencial de las llamadas curvas de demanda, Da y Db, que suponemos idénticas en ambos países, respondiendo a unas preferencias similares de los consumidores en A y en B); por tanto, a medida que el precio suba, se retrae el número de compradores y la cantidad vendida. Las empresas pueden producir cada unidad del bien incurriendo en un coste de c = 1 (de modo que hay lo que antes hemos denominado rendimientos constantes a escala). En monopolio, supongamos que la empresa monopolista en cada país encuentra que es óptimo elevar el precio hasta pm = 3 restringiendo la producción a qm = 4.
Ahora la empresa monopolista en el país A se plantea producir y vender una unidad adicional, pasando de 4 a 5. Venderla en su propio mercado A tiene un inconveniente: hay que aceptar una reducción en el precio, ya que los consumidores sólo están dispuestos a adquirir la quinta unidad a un precio de 2,5. La gráfica (a) muestra cómo en este caso los ingresos de la empresa pasarían de 3 x 4 = 12 a 2,5 x 5 = 12,5, de modo que la unidad adicional vendida incrementaría los ingresos en sólo 0,5. Técnicamente se dice que el ingreso marginal (ingreso generado por la venta de una unidad adicional) en el mercado propio es 0,5. En cambio, producir la misma unidad y venderla, si ahora es posible, en el mercado del país B genera un aumento de ingresos igual al precio que se obtenga en ese mercado por la única unidad que el fabricante del país A venda en B, que suponemos es asimismo p - 2,5 (gráfica (b)), de modo que el ingreso marginal en el mercado extranjero es 2,5. La misma unidad genera más ingresos vendida en el mercado extranjero que en el propio: esta diferencia de ingresos marginales pone en marcha la invasión recíproca de mercados.



La clave de este resultado radica en que cuando una empresa acepta la reducción de precio necesaria para que los consumidores absorban la cantidad adicional vendida tienen que aceptar esa reducción en todas las unidades vendidas (no sólo en las adicionales, a menos que se puedan efectuar discriminaciones de precios), lo que reduce su ingreso marginal en aquel mercado en el que ya estaban vendiendo una mayor cantidad. En la gráfica (a) el ingreso marginal es la diferencia entre la superficie F y H, mientras que en la gráfica (b) el ingreso marginal viene dado por F, sin detracciones.
Esta explicación de la génesis de intercambios incluso en productos idénticos señala como aspectos positivos el aumento de las cantidades disponibles en ambos mercados, así como la ruptura de las posiciones previas de monopolio que se traduce en reducciones de precios (efecto procompetitivo). Como elemento negativo aparecen los costes de transporte en que se incurre para llevar de un mercado a otro bienes susceptibles de producirse en cada uno de los países. Este es el «precio» que hay que pagar, en esta formulación, para conseguir una mayor competencia en los mercados en ambos países.

La Liberalización Comercial y Monetaria. Los Procesos de Regionalización en la Economía Mundial

Integración económica o comercial

El origen de la teoría de la integración tiene lugar con las obras de Viner (1950), Balassa (1962) y Timbergen (1954).

La integración económica es el proceso en el que dos o más países entablan una serie de vínculos económicos con el fin de suprimir los límites de los mercados nacionales y crear un ámbito de magnitudes supranacionales en el que se eliminan las barreras a la libre circulación de mercancías, servicios y factores productivos.

Pero el concepto de integración económica tiene también una serie de enfoques distintos para algunos autores. Así, Chacholiades tiene un enfoque de la integración regionalista: “En el marco del comercio internacional la integración es la eliminación de barreras económicas en un número determinado de países.
En contraposición está el enfoque internacionalista, que supone acuerdos de carácter comercial entre países en torno a sectores. Esto, por ejemplo, fue establecido por el GATT (que ha pasado a ser la OMC).
Un tercer enfoque es el real y hace referencia a la eliminación de barreras al comercio para bienes y servicios, no para capitales.
El cuarto es el enfoque monetario, que pretende la libre circulación de capitales (por ejemplo, BENELUX).
Estos cuatro enfoques no son excluyentes entre sí. Por tanto, la condición necesaria y suficiente para la integración es la ampliación del tamaño del mercado.
La UE es un ejemplo de integración de carácter regional, real, internacionalista y monetarista.

El enfoque de carácter horizontal y vertical en lo que se refiere a la industria, da lugar al comercio interindustrial y al intraindustrial. Este es un proceso de integración sectorial que puede darse entre países o en un solo país. Los países deben remodelar su industria y en general su economía para entrar a participar en un proceso de este tipo. También se requiere un periodo transitorio para adaptarse a dicha integración. En esta etapa a veces se dan ayudas a los países más atrasados para poderse acercar a los niveles de los otros países.
La integración económica requiere un ajuste, lo que determina que el proceso se haga en etapas. La consideración de dichas etapas junto a los distintos enfoques, determina los distintos tipos de integración.

El concepto de cooperación se refiere a la colaboración de los países en determinados sectores como el policial, la administración de loa recursos naturales, etc. La cooperación no es integración, pero la favorece. El proceso de cooperación requiere que se tomen decisiones intergubernamentales.

La coordinación de políticas tampoco es integración, pero también la favorece, es un aspecto positivo de la integración. Los países de la Europa del Este están coordinando sus políticas para poder entrar a formar parte de la UE. Esta coordinación puede ser sectorial, regional, etc.

La supranacionalidad es la sumisión de distintos países a un organismo como la OTAN, IMI... En estos organismos hay un país con mucho peso que es el que determina la actuación de los países que forman parte de dicho organismo mediante acuerdos. Las decisiones no son vinculantes y requieren mayoría entre los asistentes para ser aprobadas.

Timbergen distingue dos aspectos en la integración económica:
  • Aspecto negativo (quitar) → Disminución de barreras, etc.
  • Aspectos positivos (añadir) → Estos aspectos consolidan la integración, como la creación de instituciones comunitarias, establecer la coordinación de las políticas, etc.
Fases del proceso de integración: La metodología tradicional distingue varias fases o modalidades (Balassa, 1973):
  • Área de libre comercio → eliminación de todas las trabas al comercio de mercancías entre los estados participantes manteniendo sus propios medios de protección frente a terceros países.
  • Unión Aduanera → es como las áreas de libre comercio y además establece un arancel conjunto frente a terceros.
  • Mercado Común → Unión Aduanera más la libre circulación de servicios y factores productivos, capital y trabajo. (Acta Única Europea, 1987).
  • La Unión Económica y Monetaria → conlleva la constitución y desarrollo de un mercado común y además la coordinación de las políticas económicas y monetarias (Tratado de la UE, 1993).
Otra forma de clasificar las distintas fases es mediante la PIRÁMIDE DE INTEGRACIÓN:
Nota: Cada fase incorpora todas las que se encuentran por debajo.
De menor a mayor, las fórmulas de integración son las siguientes:

Acuerdo preferencial

Los miembros se conceden entre sí una serie de preferencias —reducción de aranceles o de otras formas de protección—, generalmente en el sector industrial. Tiene el inconveniente de chocar contra las normas del GATT, que no consideran tales acuerdos incluidos en las excepciones al principio de no discriminación. Por eso, el Acuerdo Preferencial firmado en 1970 entre la CEE y España estuvo siempre sujeto a la amenaza de reclamaciones en el seno del GATT.

Zona de librecambio

Los miembros hacen desaparecer, entre sí, los aranceles y cualquier otro tipo de obstáculos al comercio, pero mantienen, frente a terceros países, sus propios aranceles. Presenta un inconveniente sustancial: que los países terceros intentarán exportar a la zona a través del país con menor protección exterior, lo que tratará de remediarse, por parte de las aduanas de los países miembros, exigiendo certificados de origen para saber si, una vez en el espacio común, los productos deben seguir sujetos a las obligaciones que se aplican a países no miembros.

Unión Aduanera

Los miembros eliminan, entre sí, todos los obstáculos existentes a la libre circulación de bienes y erigen, frente a terceros países, un arancel común al que se añadirá cualquier otra fórmula protectora que será también común. De ahí que una mercancía cualquiera, procedente del resto del mundo, pueda circular libremente tan pronto como atraviese una de las aduanas de la Unión.

Mercado Común

Se trata de una Unión Aduanera completada con la libertad de movimientos de capital y mano de obra. Por tanto, en un Mercado Común circulan libremente los bienes, el capital y las personas. Pueden existir, además, algunas políticas comunes. La Comunidad Europea ya incluía, en esa fase de su proyecto integrador, la Política Agrícola Común, la Política Pesquera Común y políticas comerciales frente a terceros países.

Mercado Único

El Mercado Único supone perfeccionar el Mercado Común, eliminando las fronteras físicas (aduanas), las fronteras técnicas (para las cuales hay que armonizar normas sobre calidades, abrir los mercados públicos, etc.) y las fronteras fiscales (lo que requiere, también, armonizar una serie de impuestos). Aunque algunos de los objetivos previstos todavía no se han alcanzado plenamente, el Mercado Común Europeo se convirtió, al 31/12/92, en un Mercado Único.

Unión Económica

Significa dar un paso más, en los propósitos integradores, y completar el Mercado Único con políticas macroeconómicas coordinadas —con inclusión de reglas obligatorias en materia presupuestaria— y políticas comunes para favorecer los cambios estructurales y el desarrollo regional.

Unión Monetaria

Entraña fijar irrevocablemente los tipos de cambio entre los países miembros o crear una única moneda que sustituya a todas las demás. Puesto que es imposible alcanzar la Unión Monetaria sin contar con un Mercado Único y con políticas macroeconómicas coordinadas, la Unión Monetaria supone la existencia previa de Unión Económica. Por eso el objetivo económico de la Unión Europea es lograr la Unión Económica y Monetaria.

Unión Económica plena

Implica integrar totalmente las economías de los países miembros, lo que exige una política económica común y determina, en consecuencia, la unión política; completada esa fase, los países miembros habrán formado un único país.

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