La Carta de San Francisco: Principios, Propósitos, Órganos y Funcionamiento

En 1945, San Francisco, tres grandes compromisos políticos posibilitaron el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas. En primer lugar, el papel preeminente y la responsabilidad primordial de las Grandes Potencias en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. En segundo lugar, la división de trabajo con respecto de la cooperación internacional en materias económicas y sociales. Finalmente, respecto a los pueblos y territorios sujetos a dominación colonial, la consagración de un delicado equilibrio entre la aspiración a la independencia y los intereses estratégicos, políticos y económicos de las potencias coloniales.

De todos estos compromisos, sólo ha sobrevivido el relativo a la responsabilidad primordial de las Grandes Potencias y del Consejo de Seguridad en lo que respecta al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales; los otros dos, en cambio, han sido impugnados e incluso barridos como consecuencia de los cambios experimentados en la comunidad internacional y en las Naciones Unidas. Este hecho permite dividir la historia de las Naciones Unidas en varias etapas, cada una dominada por una idea-eje y presidida, por tanto, por una determinada concepción de la ONU y de las distintas Organizaciones Especializadas del sistema de las Naciones Unidas, de sus funciones y objetivos prioritarios en la vida internacional.

Los organismos principales de la ONU, son:
  • La Asamblea General. Representa el supremo órgano deliberante, y está compuesta por los representantes de Estado miembros. Celebra una reunión ordinaria al año y sesiones extraordinarias cuando las circunstancias lo aconsejan. Funciona en comisiones que estudian y preparan los asuntos que se han de someter a debate en reunión plenaria. Entre sus amplias competencias figuran todas las relativas a la consecución de la paz y seguridad, las aportaciones correspondientes a los miembros y el presupuesto anual, la admisión y exclusión de países, la elección de algunos consejeros, etc. Como cada Estado dispone de un voto en la Asamblea, ésta adopta “decisiones” por mayoría simple. Pero no tiene competencia para obligar a los Estados al cumplimiento de las resoluciones acordadas.
  • El Consejo de Seguridad. La ONU no dispone de un poder ejecutivo semejante al de un gobierno nacional. El organismo más dotado de poder es el Consejo de Seguridad, a cuyas amplias competencias pertenecen los asuntos más importantes. El Consejo de Seguridad se compone de 15 miembros, 5 de ellos permanentes y 10 de renovación por turno cada dos años. Los cinco primeros -EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia y China popular- tienen la calidad de poner veto a las decisiones, que para ser aprobadas, deben contar al menos con 9 votos a favor. El Consejo de Seguridad celebra reuniones ordinarias cada quince días y como está abierto a las demandas de los Estados, si la cuestión es grave, se reúne lo antes posible, con carácter de urgencia, para adoptar las medidas oportunas. Sus decisiones deben aceptarse y cumplirse por los estados implicados, aunque no lo hacen siempre.
  • El Secretariado permanente. Se constituye por varios Vicepresidentes y su Secretario General. Éste es el más alto cargo personal de la ONU. Lo elige la Asamblea cada cinco años. Desempeña funciones administrativas y, además, a él se le confían las misiones políticas y diplomáticas más trascendentales.
  • El Consejo Económico y Social. Lo integran 54 miembros, pero va renovándose anualmente una tercera parte de los mismos. Como su nombre indica, atiende a los innumerables problemas de tipo económico y social -hambre, viviendas, sanidad, marginación-. Se ocupa de los derechos humanos, para lo que se auxilia de una comisión específica.
  • El Tribunal Internacional de Justicia. Tiene su sede en la Haya (Holanda), por lo que suele ser conocido como el Tribunal de la Haya. Se compone de 15 jueces, elegidos cada 9 años. Desempeña dos funciones:
    1. resuelve los conflictos de carácter jurídico, e incluso de carácter económico, que surgen entre los Estados;
    2. responde a las consultas que se le formulen con relación a cuestiones de derecho internacional.
  • El Consejo de Administración Fiduciaria. En su día se le encomendó la tutela de las colonias de los países vencidos en las Guerras Mundiales. Su actuación iba encaminada a lograr el desarrollo de esos territorios hasta que se consiguiera un grado tal que les permitiera el autogobierno; mientras tanto se encargaba a un Estado de la ONU su administración.
Además de éstos, existe una serie de organismos internacionales que, aunque independientes y autónomos, se hallan ligados a la ONU, colaborando subsidiariamente en los fines de la misma, con la que establecen acuerdos de vinculación. Buena parte de sus objetivos se podrían resumir en la lucha contra la pobreza de todo tipo (nutricional, cultural, monetaria, etc.) o, dicho de otro modo, en dar apoyo a la salida del subdesarrollo donde quiera que exista, por medio de la cooperación internacional. Los principales organismos son:

  • FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura), cuyos objetivos principales son el desarrollo agrario y la alimentación de las poblaciones, especialmente las del mundo subdesarrollado.
  • La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura). Trabaja en la elevación del nivel cultural de las gentes, erradicación del analfabetismo, capacitación de jóvenes, conservación de costumbres y folklore, etc.
  • OMS (Organización Mundial de la Salud). Su campo de actuación consiste en todo lo relativo a la prevención y cura de enfermedades, vacunas, higiene, medicinas, atenciones sanitarias, investigación científica sobre medicina y farmacia, etc.
  • FMI (Fondo Monetario Internacional), para garantizar el intercambio y el valor de las monedas nacionales y de las divisas.

Otros organismos son el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles, Aduanas y Comercio), y UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).

La etapa de la Guerra Fría

En un primer momento, la vida de la ONU estuvo dominada por la guerra fría y el enfrentamiento bipolar, ideológico, político y estratégico entre las dos superpotencias, Los Estados Unidos y la URSS. El centro de gravedad de la vida de la Organización estuvo entonces en el Consejo de Seguridad, frecuentemente paralizado por el ejercicio del derecho de veto por parte del miembro permanente que se sentía en minoría, la URSS, e ineficiente en tanto en lo relativo a la admisión de nuevos Estados Miembros. La dinámica interna de la vida de la Organización se centró en esta primera etapa en la polémica acerca de las competencias y funciones del Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el Secretario General en orden al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.

La inviabilidad del sistema de seguridad colectiva previsto en el Capítulo VII de la Carta, como consecuencia de la parálisis del Consejo de Seguridad que la falta de unanimidad entre los miembros permanentes trajo consigo, explica la tendencia a sustituir el Consejo de Seguridad por la Asamblea General, donde el derecho de veto no opera, con la posterior adopción por la Asamblea General de la Resolución 377 (V), "Unidos para la Paz". Según ésta, partiendo de la base de la falta de unanimidad entre las Grandes Potencias, los Estados occidentales e hispanoamericanos, mayoritarios en la Asamblea General, intentaron organizar un sistema de seguridad colectiva destinado a funcionar en los supuestos de conflictos en los que las Grandes Potencias estuviesen directamente enfrentadas, dotando así a las Naciones Unidas de un mecanismo de acción militar colectiva en aquellos supuestos en los que una Gran Potencia quedase comprometida en una agresión, un quebrantamiento de la paz o una amenaza a la paz y paralizara al Consejo de Seguridad mediante el ejercicio de su derecho de veto.

Al conferir a la Asamblea General competencias para recomendar una acción colectiva en orden al mantenimiento de la paz y seguridad, la Resolución "Unidos para la Paz" rompió, efectivamente, los equilibrios institucionales previstos en la Carta de las Naciones Unidas, y sumergió a la Organización en la guerra fría y en una grave crisis política, institucional y jurídica, que tuvo su momento culminante en la XIX sesión de la Asamblea General, en 1964. La Asamblea General, por otra parte, es un órgano que por su misma naturaleza deliberante y su carácter plenario resultaba poco idóneo para asumir funciones ejecutivas en orden al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, por lo que cuando quiso ejercer tales funciones, las exigencias de la realidad hicieron que el Secretario General de las Naciones Unidas adquiriese una relevancia y un protagonismo estructurales que iban más allá de las competencias político-diplomáticas que la Carta atribuye.

Al final, fue un compromiso político el que, a partir de 1965, permitió encontrar un cauce de solución: en virtud de dicho compromiso, las Naciones Unidas podrían organizar operaciones preventivas para el mantenimiento de la paz; pero el órgano competente para ello sería el Consejo de Seguridad, y no la Asamblea General, con lo que el Secretario General tendría que actuar en el marco del mandato que le diera el Consejo de Seguridad.

La etapa de la descolonización

Una segunda etapa en la historia de las Naciones Unidas es la de la descolonización como idea-eje. Impulsada por el proceso de universalización como consecuencia del fin de los imperios coloniales, y facilitada por el proceso de distensión entre las superpotencias, sus grandes hitos podrían simbolizarse en la adopción por la Asamblea General de una Resolución en la que se contiene la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, y en la inclusión del principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos.

La adopción la Resolución 1.514 estuvo facilitada por el hecho de que dieciséis Estados africanos fueron admitidos en 1960 como nuevos Miembros de la Organización, con lo que con toda razón ha podido hablarse de 1960 como el año de África en las Naciones Unidas. La relevancia política y jurídica de esta Resolución es tan intensa que acertadamente ha sido calificada de "Carta Magna de la Descolonización": adoptada sin votos en contra, aunque con nueve abstenciones. A partir de ella, la descolonización fue adquiriendo no sólo una velocidad progresiva en el sentido de que cada país que lograba su independencia venía a constituir un voto más en la Asamblea General de las Naciones Unidos, sino que se convirtió, además, en un principio de legitimidad. Al proclamar que la dominación colonial compromete la causa de la paz, la libre determinación de los pueblos se transformó en un principio de legitimidad del orden internacional.

Íntimamente vinculado con la realidad de los pueblos sujetos a dominación colonial que luchan por su independencia política y libre determinación está el hecho del status internacional que en estas últimas décadas han ganado los Movimientos de Liberación Nacional, no sólo en el seno de Organizaciones Internacionales regionales, sino también en las Naciones Unidas. Algunos de tales Movimientos de Liberación, como la OLP, por ejemplo, disponen de representaciones con rango diplomático o cuasi-diplomático en un amplio número de Estados, y la práctica pone de manifiesto cómo participan en Conferencias diplomáticas internacionales. En el Seno de las Naciones Unidas les ha sido reconocido un estatuto jurídico de observadores desde 1974. La libre determinación de los pueblos es proclamada como uno de los principios estructurales del Derecho internacional contemporáneo.

Etapa de una nueva percepción de fines y funciones de las Naciones Unidas

La década de los setenta supuso el inicio de una tercera etapa en la historia de las Naciones Unidas, dominada por la toma de conciencia del abismo existente entre desarrollo y subdesarrollo (conflicto Norte-Sur, que se añade y en ocasiones desplaza al conflicto Este-Oeste, propio de la guerra fría), y presidida por dos ideas-ejes: de una lado, la responsabilidad de la Organización de las Naciones Unidas en orden al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales al margen del sistema de seguridad colectiva previsto en el Capítulo VII de la Carta; del otro lado, la responsabilidad del sistema de las Naciones Unidas como instancia de legitimación colectiva de las aspiraciones y expectativas de los nuevos Estados Miembros de las Organizaciones del sistema, surgidos de la descolonización y en su inmensa mayoría en situación de subdesarrollo.

La Organización de las Naciones Unidas fue establecida en 1945 con una finalidad básica, el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, y de ahí que fuese concebida, ante todo, como un foro en el que plantear los conflictos internacionales y como un sistema de seguridad colectiva respecto de aquellas crisis internacionales en las que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad no estuviesen enfrentados directa o indirectamente. En ambas materias, arreglo pacífico de conflictos y paz y seguridad, la Carta reconoció la competencia de los acuerdos y organismos regionales, pero subordinados al control del Consejo de Seguridad. El mundo se ha hecho ante todo más pequeño, porque los intereses de las superpotencias son mundiales, y no sólo regionales, con la consecuencia de que aquéllas se han encontrado implicadas y enfrentadas, directa o indirectamente, en todas las crisis internacionales, dondequiera que éstas se hayan dado. El resultado ha sido que el compromiso político básico sobre el que en 1945 se construyó el sistema de seguridad colectiva de la Carta de las Naciones Unidas -la unanimidad de las Grandes Potencias- ha resultado inoperante. Esto no ha sido así en función de los intereses mundiales de las superpotencias, y de ahí el frecuente recurso al derecho de veto y el fracaso de las negociaciones, privando al Consejo de Seguridad de operatividad y de medios de acción.

Por otra parte, la mayoría de los conflictos y de las crisis que han tenido lugar en la historia de las Naciones Unidas han sido conflictos internos que, en principio, y en virtud de la Carta, escapan a las competencias de la Organización por tratarse de asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados. Tampoco la Organización estaba dotada de los medios necesarios para hacer frente a estas crisis, que han sido y acaso seguirán siendo las más frecuentes en número.

Fue un compromiso político el que permitió en 1965 salir de la crisis constitucional y política en que la ONU había quedado sumergida como consecuencia de los desequilibrios constitucionales y políticos ocasionados por las competencias que la Asamblea General y el Secretario General habían asumido para el mantenimiento de la paz. En función de dicho compromiso político, que en realidad significó volver a una interpretación más estricta de la Carta de San Francisco y, en definitiva, a la primacía del Consejo de Seguridad en todo lo relativo al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, las Naciones Unidas podrían organizar operaciones preventivas para el mantenimiento de la paz distintas de las acciones coercitivas previstas en el Capítulo VII de la Carta; pero el órgano competente para ello sería el Consejo de Seguridad, y no la Asamblea General.

Los rasgos característicos de las Operaciones de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz son los siguientes:

  • Voluntariedad, pues el sistema se basa en el consentimiento de los Estados que participen en las Operaciones así como en el consentimiento del Estado en cuyo territorio la acción pacificadora y preventiva se lleve a cabo.
  • Aspiración a asegurar una cierta presencia de las Naciones Unidas en las crisis internacionales, a fin de amortiguarlas y reducir la tensión, sin la menor pretensión de imponer sanciones o de aplicar un sistema de seguridad colectiva.
  • Disponibilidad de las Grandes Potencias a no intervenir directamente en una determinada crisis, consintiendo sin embargo en una cierta presencia pacificadora y preventiva de las Naciones Unidas.

En la práctica, se abandonó la idea de seguridad colectiva y el Consejo de Seguridad no aparece como un órgano de coerción, sino como una instancia de acción amortiguadora y pacificadora, y ello cuando tal acción sea posible, ya que muchas crisis ni siquiera serán planteadas ante las Naciones Unidas.

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