La Política como Vocación, Max Weber

Definición de Estado

El estado es una relación de dominación de hombres sobre hombres, sostenida por medio de la violencia legítima. Es una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y ha reunido los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas.

Concepto de Dominación. Legitimidad. Tipos puros

Una dominación implica que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes gobiernan. Hay tres tipos de justificaciones en los que se apoya esta dominación (fundamentos de la legitimidad). La legitimidad tradicional, basada en la costumbre, en la santidad de ordenaciones y poderes de mando heredados de tiempos lejanos. El/ los señor/es están determinados por reglas tradicionalmente recibidas. La legitimidad carismática, basada en una entrega personal y la confianza en la capacidad para las revelaciones, el heroísmo u otras cualidades de caudillo que un individuo posee. Y la legitimidad racional, basada en la legalidad, en la creencia en la validez de pautas legales y en la competencia objetiva fundada sobre normas racionalmente creadas. En la realidad, los tipos puros no existen sino que hay distintas combinaciones.

La política como “vocación”. Caudillo-Demagogo

En la dominación producida por la entrega de los sometidos al carisma del caudillo radica la idea de vocación, que la figura del caudillo es vista como alguien llamado a ser conductor de hombres, los cuales le prestan obediencia porque creen en el. El caudillaje surge bajo el aspecto de mago o de profeta y bajo el aspecto de príncipe guerrero, jefe de banda. Lo propio de Occidente es el caudillaje político. Surge la figura del demagogo libre (Estado ciudad) y luego la del jefe de partido (régimen parlamentario, estado constitucional).

Elementos constitutivos del poder. Relación entre ellos

Toda empresa de dominación que necesite una administración continuada necesita la orientación de la actividad humana hacia la obediencia a aquellos que se pretenden dueños del poder, y el poder de disponer los bienes necesarios para el uso del poder físico: personal administrativo y los medios materiales de administración. Para el mantenimiento de la dominación por la fuerza se requieren ciertos bienes materiales externos. Las organizaciones estatales pueden ser clasificadas en dos: en unas, el equipo humano posee los medios de administración (asociación estamentalmente estructurada, en esta el señor se ve obligado a compartir el poder con una aristocracia independiente) y en otras el cuadro administrativo está separado de estos medios (estado burocrático, moderno). El titular del poder tiene los bienes requeridos como una empresa propia, organizada por el pero cuya administración encarga a servidores personales que no poseen por derecho propio los medios materiales de la empresa.

Diferentes tipos de “políticos” profesionales, ocasionales, semiprofesionales

En el proceso de expropiación de los medios, han aparecido las primeras categorías de políticos profesionales, que actuaban al servicio de jefes políticos, hicieron del servicio a la política un medio de ganarse la vida y un ideal de vida. Políticos ocasionales lo somos todos cuando depositamos nuestro voto, aplaudimos o protestamos en una reunión política, hacemos un discurso político, etc. Los políticos semiprofesionales son delegados y directivos de asociaciones políticas que desempeñan estas actividades en caso de necesidad, sin vivir principalmente de ellas y para ellas. En el pasado encontramos a este tipo de grupos en los estamentos (poseedores de medios materiales o de poderes).

Formas de hacer política. (“de” y “para”)

O se vive para la política o de la política. Quien vive para la política hace de ello su vida en un sentido íntimo y debe ser económicamente libre. O goza con el ejercicio del poder que posee, o alimenta su equilibrio y tranquilidad con la conciencia de haberle dado un sentido a su vida poniéndola al servicio de algo (estos a su vez viven de la política pero quienes viven de la política no necesariamente viven para ella). Quién vive de la política trata de hacer de ella una fuente duradera de ingresos.

Características de los partidos: origen aristocrático ( partidos de notables)

En un principio, los partidos fueron los seguidores de la aristocracia. Las grandes familias de la nobleza tenían el patronato de un gran número de distritos electorales. Cercanos a estos partidos de la aristocracia estaban los partidos de notables, que surgen con el aumento de poder de la burguesía. Dirigidos por intelectuales, los grupos con educación y bienes se dividieron en partidos, determinados por diferencias de clase, tradiciones de familia y razones ideológicas. Clérigos, profesores, abogados, médicos y demás formaron asociaciones ocasionales o clubs políticos locales y en tiempos de crisis se les sumó la pequeña burguesía y el proletariado (cuando contó con caudillos). Pero los partidos todavía no eran asociaciones permanentes. La unión entre los distintos grupos está asegurada por los parlamentarios, y los notables tienen una importante influencia en la elección de candidatos. Los programas nacen de las declaraciones propagandísticas de los candidatos y de la adhesión a los congresos de notables y a las resoluciones de los grupos parlamentarios. La dirección de la gestión no organizada de la empresa política queda en manos de los pocos que se interesan en ella, es un trabajo ocasional (profesión secundaria). Lo que impulsa el establecimiento de vínculos más firmes entre los núcleos que configuran el partido es el interés de los parlamentarios por hacer compromisos electorales y por disponer de la fuerza que suponen una agitación unificada y un programa también unificado y conocido. Las contribuciones regulares de los miembros se hacen indispensables y con ellas se atiende a los gastos del organismo central. Frente a esta dominación de notables y parlamentarios se alzan las modernas formas de organización de los partidos (hijas de democracia, derecho de las masas al sufragio, necesidad de hacer propaganda y organizaciones de masas y de la evolución hacia una dirección más unificada y una disciplina más rígida). La empresa política va a quedar en manos de profesionales, que se mantienen fuera del parlamento (acentuada democratización). Ahora serán las asambleas de miembros del partido quienes elaboren los programas adecuados, y quienes dispongan la proclamación de candidatos y demás. El poder está en manos de quienes realizan el trabajo continuo dentro de la empresa o de quienes está depende personal o económicamente. Aquellos que dirigen este aparato humano están en situación de neutralizar a los parlamentarios y de imponerles su propia voluntad. Ahora se convierte en jefe aquel que sigue la maquinaria del partido. La creación de tales maquinarias significa la instauración de una democracia plebiscitaria.

Democracia plebiscitaria. Peligros que engendra la burocratización de un partido

Con el fin del poder del parlamento y de los notables, van a ser los profesionales quienes tengan en sus manos a la empresa política. Esto, junto con una democratización van a llevar al establecimiento de una democracia plebiscitaria. La militancia del partido espera del triunfo del jefe, una retribución personal en cargos o privilegios, esperan que el efecto demagógico de la personalidad del jefe gane votos, aumentando las posibilidades de conseguir una retribución. El caudillaje se ha impuesto de distintas formas en partidos y países y siempre en lucha con los notables y los parlamentarios. El riesgo principal es la posibilidad de que la maquinaria caiga bajo el dominio de los funcionarios del partido, en cuyas manos está el trabajo regular (burocratización). Los funcionarios se inclinan con facilidad ante una personalidad de jefe que actúe demagógicamente, sus intereses están vinculados a la toma del poder por el partido. El dictador plebiscitario está por encima del parlamento y, por medio de la maquinaria, arrastra a la masa tras sí. Para la selección del caudillo cuenta, el poder del discurso demagógico, es una especie de dictadura basada en la utilización de la emotividad de las masas.

¿Qué pasa con los partidos americanos?, ¿cómo es esa realidad plebiscitaria? (spoils system). Figura del boss

Los partidos americanos acuñaron de forma temprana el principio plebiscitario. Al crearse los partidos, los miembros de la cámara de representantes comenzaron pretender convertirse en dirigentes políticos. Ya antes de la década de 1820, había comenzado a formarse la maquinaria partidista pero es solo con la elección como presidente de Jackson cuando cambian las viejas tradiciones. La dirección de los partidos por los parlamentarios termina poco después de 1840 (ya había perdido casi todo el poder). La maquina plebiscitaria se desarrolló en EEUU pronto porque el jefe del poder ejecutivo y el patrono que dispone de todos los cargos, es un presidente plebiscitariamente elegido que, actúa con independencia frente al parlamento. El spoils system, es una atribución de todos los cargos federales al séquito del candidato ganador. Esto hace que se enfrenten partidos desprovistos de convicciones, organizaciones de cazadores de cargos, cuyos programas son redactados para cada elección solo para juntar votos. El spoils system era posible en EEUU porque la juventud de la cultura permitía soportar una pura economía de aficionados. El hecho de que la administración esté en manos de 300.000 o 4000.000 hombres de partido, que solo están ahí por haber sido útiles a su partido, tenía que estar plagado de lacras. La administración americana se caracterizaba por una gran corrupción y despilfarro. Aparece la figura del boss, un empresario político capitalista que reúne votos por su cuenta. Este es indispensable para la organización del partido, que él centraliza en sus manos y es la principal fuente de recursos financieros (contribuciones, recauda un porcentaje de los sueldos de funcionaros que le deben el cargo a el y a su partido, percibe el producto del soborno y de las propinas). El boss es el hombre de los círculos capitalistas que financian las elecciones. Este no busca prestigio, busca poder como medio de conseguir dinero y el poder por el poder mismo. Es una empresa partidista, capitalista, organizada de arriba hacia abajo y apoyada en clubs firme y jerárquicamente organizados.

Cualidades esenciales del político. (pasión, sentido de la responsabilidad y mesura)

Las cualidades importantes para el político son: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura. Pasión en el sentido de positividad, de entrega apasionada a una causa, al dios o al demonio que la gobierna. No en el sentido de esa actitud interior llamada excitación estéril, que juega un gran papel en la revolución, porque de ella no podría derivar una responsabilidad objetiva. La pasión no convierte al hombre en político sino está al servicio de una causa y no hace de la responsabilidad para con esa causa la estrella que oriente la acción. Para eso se necesita mesura, la capacidad para dejar que la realidad actúe sobre uno sin perder el recogimiento y la tranquilidad, para guardar la distancia con los hombres y las cosas. El no saber guardar distancias es uno de los pecados de los políticos.

Relación entre ética y política. Ética de la convección y Ética de la responsabilidad

Weber habla de dos éticas: la ética de la convicción (animada solo por la obligación moral y la intransigencia absoluta en el servicio a los principios) y la ética de la responsabilidad (valora las consecuencias de sus actos y confronta los medios con los fines, las consecuencias y las diversas opciones o posibilidades ante una determinada situación). Cuando las consecuencias de una acción realizada conforme a una ética de la convicción son malas, quien la ejecutó no se siente responsable, responsabiliza al mundo o a la voluntad de dios. En cambio, quién actúa conforme a una ética de la responsabilidad, toma en cuenta todos los defectos del hombre medio. Ninguna ética puede evitar el hecho de que para conseguir fines buenos hay que contar con medios moralmente dudosos y con la posibilidad de consecuencias moralmente malas. Ninguna ética puede resolver cuándo y en qué medida quedan santificados por el fin moralmente bueno los medios y las consecuencias moralmente peligrosos. La ética de la responsabilidad y la ética de la convicción no son términos opuestos, sino elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre que puede tener vocación política.

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